solera

Thursday, December 3, 2009


A veces sucede que la vida se nos desliza, tan suavemente como un velo de seda sobre la llana superficie de nuestra existencia. Nos revela el cendal caído una libertad y un vacio al mismo tiempo y una angustia nos envuelve cuando el abrigo nos castiga. Es terrible el frio de la nada a donde ir, el del ningún lugar. Vienen inmediatos consuelos, a veces, o es que de vez en cuando es que es imposible detenerse, el profano compás de la vida nos empuja como a las hojas el viento del otoño. Otras, el crudo desengaño, la violenta desnudez. Pero siempre viene el consuelo y demasiado pronto… No hacen falta ni mil años y ni cien besos para darse cuenta lo poco que se ha querido; con el corazón vacio se puede estar bastante tiempo y en una soledad compleja y cortejada.