Depresión

Friday, April 10, 2009



Todos aquí sabemos que soy bien pinche borracho. Que a todas les entrego mi vida a cambio de nada, que soy pobre y que tengo tantos amigos de la jet society que parezco a veces uno de ellos. Eso incluye ser humilde y podrido de cultura que doy asco. Que según el vulgo femenino soy mas que medianamente atractivo y que puedo acostarme con una mujer diferente cada semana si quisiera (y durante un tiempo lo quise). Que tengo un IQ de 163 y saber que la tengo de 22 cm me llena mas de orgullo que lo primero. Disculpen, estoy muy borracho, podría vomitar sobre el teclado pero prefiero ser sincero. Mi mayor defecto es ser completamente libre, mi estabilidad económica depende de las mujeres que me mantienen. Y cuando tengo novia nadie me mantiene. Soy miserable: cero pesos, cero euros, cero todo, un infinito de amor, les escribo poemas, libros y cartas; pero el papel no vale mucho, las letras no cotizan en el mercado. Algún día seré rico y exigiré que las mujeres hagan lo que yo quiera sobre su propia voluntad, esa es la única forma de retener a una mujer. Eso es lo que deseo: hijos, una casa pequeña con jardín para un perrito, viajes al extranjero cada seis meses. De mientras me conformo con el aprecio que recibo cuando una mujer me dice que soy un salvaje en la cama, un dios del sexo, la seguridad de darle un orgasmo a todas. Eso no es amor. Pero vale cuando uno se acostumbra a ser un plato de segunda mesa. Puedo beber hasta el amanecer y permanecer charlando sobre espinoza y kant como si solo bebiera jugo de limón.