Sobre la certeza de considerarse una puta

Tuesday, November 1, 2016




Es todo una simulación estrictamente necesaria, una en la que unos están obligados a mentir y otros a creer. Nadie cree lo que escucha o lo que dice; y sin embargo no es permitido señalar la falsedad: todos le temen a lo terrible que serían las cosas si las rompemos, ha costado tanto tiempo ponernos de acuerdo y esta necedad es lo mejor que pudieron hacer nuestros padres para que vivamos en paz y no le arranquemos la cabeza al vecino o nuestro prójimo viole a nuestras hijas.

Quien juzga se considera en posición para hacerlo, es decir exento de todo lo que acusa o absuelve. Ahí mismo está la trampa por que nadie puede tirar la primera piedra.

Y uno mismo se mantiene inmóvil en el lugar donde los demás nos han colocado, encasillado, encadenado. Luego, se la pasa uno, ya resignado valorando nuestras jaulas y agradeciendo que al menos no es tan pequeña como la jaula de al lado, y que nuestra cadena no aprieta tanto, que quisiéramos que nuestra cadena fuera de oro como la del vecino.

"Es simple, no todos somos iguales, ¿Qué clase de ideología absurda pretende que así sea?"