juana la cubana

Monday, September 28, 2009



Baila, tu cuerpo estilizado se mueve al ritmo de la música, al de los aplausos y las luces, las de neón, un haz que atraviesa el humo de cientos de cigarros. Tu silueta que atraviesa el salón y el ruido y las presencias y llega, integro a mis ojos. Tú también me observas, aquella sonrisa tuya que tanto has practicado frente al espejo provoca una reacción en mí, soy consiente del sintetismo, pero lo hago a un lado: esta noche quiero ser nuevamente solo un animal. Me entrego a ti, a tus manos, tu perfume, tu escasa vestimenta y el blanco de tu piel. Su contraste con la oscura noche. Me entrego a ti, como sea que hoy quieras llamarte, se que no juegas con mis sentimientos, no das pie, no interesan, no hacen falta. Trabajas con mi instinto. Tu trabajo es hacerme sentir deseado. Lo consigues: has llegado hasta mi mesa sin ser llamada. Me dices que también tú estás triste, los hombres son malos. ¿Malos? Al que te refieres es estúpido, no malo; como pudo dejarte ir… ¡ah! Pero puedo invitarte una copa. ¿No? Ahora me dices que mejor no lo gaste aquí. Debes trabajar, déjame aquí la sensación de tu contacto, para ahora que a mi cuerpo le hace falta. Ya me voy, espero que me dures para mañana. Adiós, como sea que hoy quieras llamarte.