Tuesday, September 27, 2016


De pronto siento que odio a todo el mundo.
Se me viene de golpe todo el daño que me han hecho, y la tristeza que siempre me tengo que decir que no es tristeza.

Siento horribles ganas de apalear a esos hijos de puta.
Y caigo en cuenta que aún no puedo.

Y me deprimo al pensar en lo bien que les está yendo siendo unos hijos de la chingada y lo difícil que es para alguien honesto dañar a otra persona.

Leo en el periódico de la mujer que se encerró en su casa de interés social con sus dos hijos, cerró todas las ventanas y abrió la llave del gas mientras dormían; ya no tenía ni para comer, le iban a quitar la casa: y luego me enteró de los nuevos tenis diseñados por no sé quién que valen una fortuna y todos los quieren.

De pronto siento que odio a todo el mundo.