Inmovil

Monday, March 13, 2006


Inmóvil, Sentado, soñando.

La atmósfera entera (tu cara de idiota y su causa) salpicada, o mas bien empapada de remordimiento crónico, es la que te recuerda a cada segundo la miseria en la que te metiste.

Golpes de pecho y deseos frustrados de regresar el tiempo y reparar todo aquello que en su tiempo creías estaba bien. Cambiar el camino que te condujo a esta inevitable ruptura. Todo ahora esta mal, y lo sabes. Y sabes también que no hay maquinas que te permitan regresar el tiempo, pero las sigues soñando, y hasta haces un plan que permita enmendar tus errores y hacer de estos momentos un pretexto, para amar hasta donde nunca creíste haber amado. Sigues llorando. Te entregas a una morosa meditación sobre tus faltas. Lloras y estas consiente de lo patético que te ves.

El universo entero conspirando en tu contra, estas convencido que la paranoia no es invento tuyo, estas seguro pues, que el sonido que hace tu corazón en pedacitos al caminar lo escucha el mundo entero, todos escuchan, se burlan, y dios te ignora.

La televisión, La puta radio, los libros, la comida, las noches en las que te es imposible dormir, y las pocas horas de sueño, los sueños en si. Los autos, el cielo, el suelo y ya con todo esto; el letrero de amargado que llevas colgando al rostro (claro, encima de tu cara de idiota y su causa). Todo es amor, todo es amor, todo es amor. Es hasta este punto que te das cuenta, que el mundo no tiene consideración con los menos afortunados, con los que amaron demasiado sin darse cuenta que a esa edad, el amor no debe tomarse demasiado en serio.

A doce pasos, en lo distante, la efímera felicidad pasada, y el profundo sentimiento de vació provocado: Ella. Ella ríe, canta, coquetea y hace bromas; sonríe. Pero tú sabes bien que sufre de igual manera. No tienes el coraje, te es imposible reclamárselo, por que tu también estas sonriendo.