Amor

Wednesday, November 30, 2011


Entre nuestras terrenales pertenencias deberíamos considerar también el amor que recibimos. Lo guardamos celosamente. Pero es aire, y se disipa, al igual que el calor que provee a nuestros corazones. Extrañamente le permanece el peso, un aparatoso baúl de atenciones descansa en nuestras seducidas espaldas. Extraño tesoro que cargamos la vida entera.
Pero hay un modo de aligerar la carga, y es regalando el contenido mientras se corre para no recibir mas amor del que ya se tiene.
Solo así se soporta la lánguida existencia. No debería uno buscar quien te ame, sino encontrar a quien amar. Vaciar el peso, aligerar los pasos