Les Presento a Manolo (fragmento)
Wednesday, January 16, 2008
... en el casino del pueblo había un doctor, un tipo opulento, pachorro y bonachón que no se complicaba demasiado la vida y que jugaba interminables partidas de tute subastado con mi primo. el orgullo del citado doctor era su hijo, un mozarron al que había hecho estudiar la carrera de Medicina. con buenas notas, todo hay que decirlo, pues al chaval le gustaba. Y el padre, así de ancho, no hacia más que hablar de su hijo y lo bien que ejercía la carrera, allí, a su lado, heredando su clientela. Tanto y tanto hablaba el muchacho, que mi primo se amoscó. «Te apuesto -le dijo al medico de marras- a que tu mismo reconoces que tu hijo es tonto» «Eso nunca» «¿Van cien duros?»«Van...» «De acuerdo ante testigos. Pues bien, manda a tu hijo a visitar a don Pánfilo, el de las eras»
Don Pánfilo era un tipo, rico él, que padecía algo raro, vértigos, grandes dolores de cabeza y sordera. Llamaba dos veces por semana al medico, que lo aliviaba considerablemente. Bueno, pues aceptando la apuesta el medico dice a su hijo que vaya a visitar a don Pánfilo en su nombre. Y el chico va, y el chico vuelve dos horas después, todo ufano. Y ante la tertulia, satisfecho, dice a su padre: «Ya está, papá. Era un vulgar quiste en el oído interno que supura periódicamente. Lo he extirpado de modo radical y ya no volverá a tener ni dolores ni vértigos. Lo que me extraña es que no lo hayas visto tú.» El medico calló y mi primo dijo: «Claro que lo ha visto, joven ,¿de donde crees tú que ha salido tu carrera?» Y puso la mano para que el viejo doctor pagara la apuesta, cosa que hizo sin rechistar.
Don Pánfilo era un tipo, rico él, que padecía algo raro, vértigos, grandes dolores de cabeza y sordera. Llamaba dos veces por semana al medico, que lo aliviaba considerablemente. Bueno, pues aceptando la apuesta el medico dice a su hijo que vaya a visitar a don Pánfilo en su nombre. Y el chico va, y el chico vuelve dos horas después, todo ufano. Y ante la tertulia, satisfecho, dice a su padre: «Ya está, papá. Era un vulgar quiste en el oído interno que supura periódicamente. Lo he extirpado de modo radical y ya no volverá a tener ni dolores ni vértigos. Lo que me extraña es que no lo hayas visto tú.» El medico calló y mi primo dijo: «Claro que lo ha visto, joven ,¿de donde crees tú que ha salido tu carrera?» Y puso la mano para que el viejo doctor pagara la apuesta, cosa que hizo sin rechistar.