Yoselin (II)

Sunday, September 16, 2007


Yoselin:

Ya hace mucho que no escribo una carta; mi memoria no logra encontrar en mi recuerdo la última carta que escribí, y probablemente jamás haya escrito una carta en mi vida. Aun así, estoy intentando recordar como es que se redacta una, o que es lo que una persona ordinaria como yo tiene que escribirle a alguien tan singular como tu.

Por el momento –y mientras se me ocurre algo coherente- podría comentar que me encuentro frente al teclado a las altas horas de la madrugada con tan solo la luz del monitor alumbrando mi presencia, y que el sonido de los grillos y sapos que viven en el terreno frente a mi casa se cuela por la ventana y me distrae un poco. Que mi café ya es solo la taza y un poco de azúcar en el fondo, y que me preocupa un poco tener que levantarme para ir a la escuela dentro de dos horas cuando aun no me he ido a dormir.

También ocupan un gran espacio en mi cabeza, algunas ideas que llevan tu nombre en el titulo, como por ejemplo el hecho que hoy no te llamé por teléfono y que me habías pedido que lo hiciera. En este momento me suena importante mantener comunicación y prevenir que pienses que soy un maldito desobligado que no recuerda a su novia los fines de semana. Durante todos los momentos en los que logre desafinarme de las actividades que los domingos tengo la obligación de hacer estuve buscando la forma de llamarte. Ahora que son las tres de la madrugada ya la preocupación de llamarte se ha convertido en nada más que resignación y un poco de sueño; talvez impaciencia por tenerte en frente y besarte un rato y que me dejes hacerlo sin que voltees la cara cuando me hagas el berrinche.

Me pregunto a veces –como ahora mismo- por que se me hiende el corazón cuando siento que podría herirte, y por que mi boca no hace más que desear la tuya.
Es hora de ir a dormir, parece, y talvez la preocupación se duerma en mis sueños, por que aunque tengas la mano extendida para abofetearme, yo tendré un par de brazos para abrazarte.