Monday, November 29, 2010
La triste despedida del crepúsculo no llena mi corazón más que de miedo. Se marchó un día y sus doce horas de luz sin que tuviera la oportunidad de conocerla. Luego viene esta noche cansada y tenue, sin ganas, y sin ruido que de nada mas sirve que para dormir. Aquí corro como enloquecido dispuesto a disfrutar la vida que ya nadie toma; se puede con unas pocas horas, aunque se esté cansado, solo faltan ganas.