Fernando y Ariel (i)
Wednesday, May 31, 2006
- Sabes perfectamente que esto no esta bien.
- No me vengas con lecciones morales.
- No se, estoy casi segura del arrepentimiento posterior que esto conlleva.
- Pues mira que a pesar de tus demonios internos, no sueltas el martillo.
- ¿Lista?
- No.
- uno… dos… ya
La puerta se abre, un cansado hombre apenas y se mueve del lugar. Tiene veinte años y parece que esta viendo la cara del mismísimo Satanás en la boca del revolver que le apunta a la sien. Creo que se llamaba Patrick. Una mujer ciega lo llama espantada desde la sala, se ha asustado al oír el cuerpo de su marido desplomarse sin motivo aparente.
El silencio avisa. La mujer tiene el rostro pálido y pánico en las venas. Parece que ha recuperado la vista del miedo, como si su último deseo fuera ver la cara de su verdugo.
Una Katana despierta del sueño de la vaina. Un poco de impulso y una cabeza se desprende impaciente del cuello de la mujer. El sonido es idéntico al de un coco. Se puede escuchar el tejido cerebral destrozarse. Y Ariel casi percibe una oración incompleta volar en forma de 21 gramos.
El frió cuerpo de la mujer cae hacia atrás, caprichosamente, como protegiendo de la caída al recién nacido que tenia en brazos. Sonrió, pensando en el inútil intento de la mujer por proteger a su hijo; aun después de muerta.
Las manos tibias de mi novia me facilitan un martillo.
…¿le sigo o ya se cagaron? Les aviso que se pone feo. si quieren, pueden psarse y ver el post de abajo.
La criatura no llora, la caída apenas y lo inmuta, por el contrario, comienza a sonreírme.
Una sonrisa encantadora y un par de ojos azules. Una sonrisa que bien podría derretir un témpano. Yo solo alcanzo a ver una dentadura perfecta, apenas perceptible, pero bella.
La armonía anatómica del bebe me inquieta, me impacienta, me mata por dentro. ¡Es su culpa! Debería ser un crimen perturbar de tal manera. El niño comienza a agitar las manos, quiere que lo abrace y empieza a reír. Una gota de sudor recorre mi pecho. No, no debe de reír. ¡Esta prohibido!
Se pone más feo…
Lo tomo del cuello, con fuerza, suficiente para que deje de llorar, y como si su cuerpo fuera ahora de fuego, lo lanzo con todas mis fuerzas hacia la pared más cercana. Rápidamente, frenéticamente, lo vuelvo a tomar en mis manos (y la sangre, la sangre, la sangre es fina, es limpia, como la de un bebe.) y lo arrojo repetidamente contra la misma pared.
Ahora, estoy un poco mas tranquilo, Ariel Esta eufórica, se ha vuelto a enamorar de mí.
Con cuidado mucho cuidado levanto al niño. Todavía respira, todavía late su corazón, tenue, casi imperceptible, como si soñara. Ya no puede reír mas, su mandíbula se ha desviado. Afortunadamente puede abrir los ojos, y mirarme tiernamente. Como pidiéndome dulcemente que acabe con lo que empecé. Una lágrima se escapa de mi sentimiento. El niño se rehúsa a cerrarlos ojos.
El martillo tiene bastantes mas funciones que enderezar acero y romper semillas de almendra.