Cecilia

Wednesday, January 23, 2008


Era cecilia quien estaba frente a mí. No había equivocación de ninguna forma, era ahora un cisne quien fue durante mi estancia en el bachiller la chica de lentes a quien nadie hacia caso. ¿Quién hubiera imaginado entonces que debajo de aquella falda a los tobillos se escondían tremendas piernas?Fue hace mucho entonces; cuando me la topaba a diario en la biblioteca y me sonreía coquetamente sin que yo, claro, acompañado de mis compañeros de clase me avergonzara un poco. O cuando se sentaba sola en la cafetería y algo de inquietud y empatía hacia que me sentara a acompañarla el rato y debía soportar los silbidos y guasas de los que nos miraban juntos. De mi parte jamás hubo problema por que en mi mente sucedían tantas cosas que jamás tome importancia al tema.
Sucedió en un momento de aquel tiempo que no recuerdo bien, que ella armada de valor y no sin que alguien me lo hubiese advertido antes, se paro frente a mí cuando no había nadie mirando y me confesó su amor. Entonces yo le solté el cuento aquel de la amistad y de lo linda que era, disfrazando desde luego el inconveniente de que yo no quería tener nada que ver con la chica rara de la escuela. Ella sonrió como si nada y desde aquella vez dejo de sonreírme coquetamente en la biblioteca y de dejarme sentarme junto a ella en la cafetería.
Yo nunca imagine que algún día se pondría como se puso y que escondía en la ropa holgada el cuerpo de quien es ella ahora. Cecilia me saludo con un beso en la mejilla; me invito un trago y cuando me sonrió coquetamente y yo le pregunte por ello supe al fin que podría de nuevo acompañarla a tomar el desayuno; y que ella no apartara la mirada y no se hundirá entre sus hombros cuando alguien grite desde lejos que somos novios.