Después de las 9

Friday, February 5, 2010


Puedo sentir inclusive, escuchar tu corazón latir cuando vuelvo a casa, cansado de trabajar, de manejar durante media hora. Me llenas de besos, me abrazas. Luego me sirves de comer algo que preparaste pensando en mi, una receta nueva, un sabor que ni tú y ni yo conocemos. El bebé duerme sobre mi cama, se ve diminuto en medio de ese cuadro blanco tamaño King. Luego enciendes el televisor y miramos abrazados uno o dos capítulos de una vieja serie de televisión que no alcanzamos a ver, y que rentamos por temporadas en un DVD. A veces me sirves helado en una canastita, o a veces papas fritas con ketchup y mayonesa o a veces una cerveza. Luego es hora de dormir, el bebé se ha levantado y quiere que lo abrace mientras toma su mamila, mientras tanto, bajo la tenue luz de la recámara las letras de un libro se descubren como ideas y como historias, siempre incomprensibles e irreales, tal como el bebé las ve. Sus ojos se van cerrando y la mamila se pone vacía. Luego nada importa, hay que dormir porque al otro día hay que ir a trabajar, estoy cansado, y puedo aun sentir tu corazón latir cuando te acuestas y respiras quietamente a mi lado.