Saturday, September 26, 2009



Cuánto vale la vida. ¿Existe algo en este mundo con lo que podamos comprarla? ¿Existe al menos algo comparable? Me atrevería a decir que no todas las vidas valen lo mismo. Recuerden que el valor es algo tan subjetivo. El valor no vale nada. La vida por lo tanto, nada vale. ¿A qué se debe entonces que nos aferremos tanto a ella? Y que temamos perderla. Somos ciegos. Y masoquistas. Así nacimos, así fuimos hechos: para no poder ver cuánto vale nuestra propia vida. Ese es un conocimiento innecesario, pero que codiciamos tanto como ambicionamos otras cosas igual de innecesarias e incomprensibles: el dinero, el amor, el poder y un boleto para el último concierto de Michael Jackson.
Yo ya no me preocupo por esas nimiedades. Aproveché esta temporada de regreso a clases para comprar provocativos vestidos de colegialas para mis cordiales amigas a un súper precio.